A un abogado de la Merced

07/04/2020

Artículo de N.H.D.ª Elena Romero dedicado a N.H.D. Juan Carlos Ramos, recientemente fallecido. Siempre estará en el recuerdo de todos los hermanos de Pasión, especialmente entre los componentes del proyecto ‘Abogados de la Merced’ del que fue precursor.

 

El escudo de la Archicofradía Sacramental de Pasión luce crespón negro. Abogados de la Merced está de luto. Juan Carlos Ramos García se ha puesto su túnica de ruán y, con sus pies descalzos, ha caminado a la casa de Padre. Alma Mater de Abogados de la Meced, llevaba con orgullo formar parte de este proyecto, que en gran parte, se debe a él.

Yo conocí a Juan Carlos el 12 de Enero de 2018, cuando acudí a mi primera reunión de Abogados de la Merced. Allí, en su afán por levantar el proyecto, insistió en la necesidad de que alguien más a parte de él debía acudir a Prisión, puesto que si él fallaba por alguna circunstancia,  no se podía dejar desprotegidos a los presos. Yo alcé mi mano y dije que iba a incorporarme a ir a los Centros Penitenciarios con él, sin saber que aquel día comenzaba para mi una gran historia de Hermandad y, sobre todo, una gran amistad entre los dos.

Y así comenzamos nuestra andadura de ir juntos cada mes a la Prisión de Morón de la Frontera, entre otras. Nos íbamos muy temprano y, en la hora de camino de ida y la de vuelta, charlábamos de todo, nos hacíamos confidencias y nos dábamos consejos. Uno de nuestros rituales “sagrados” era desayunar en un bar que hay en la entrada del pueblo, donde él se pedía sus dos huevos fritos, tradición inamovible en nuestros viajes; y posteriormente, acudíamos a prisión.

Siempre recordaré cuando, al dejar las cosas en la taquilla de la cárcel, sacaba las llaves de su coche en las que llevaba un llavero con la imagen del Señor de Pasión, y me decía, “¿has visto?, Él siempre va conmigo”. Y sí amigo, el Señor siempre iba contigo, pero no sólo en un llavero, sino dentro, muy dentro de tu corazón. Juan Carlos me hablaba del Señor de Pasión de una manera muy distinta a todos, a veces se emocionaba su voz al nombrarlo y he de decir que él me acercó aún mas al Señor, me hizo conocer facetas de un corazón morado de Jueves Santo. Y así fue creciendo mi amor hacia la Hermandad… Sonrío al recordar cuando me decía “¿Cuándo te vas a hacer hermana?”, yo reía y le decía “pronto”… Siempre recordaré cuando me vió aparecer con la solicitud de hermana, me abrazó muy fuerte y me sonrió… y su mirada de satisfacción el Viernes de Dolores cuando me fue impuesta la medalla de la Hermandad.

Nunca olvidaré cada viaje, cada visita con él a los distintos Centros Penitenciarios, pero sobre todo jamás olvidaré su preocupación y cariño hacia cada uno de los internos a los que asistíamos. Se sentaba muy serio en un lado y le explicaba a cada uno qué era Abogados de la Merced, después les sonreía y le decía “¿Usted como está?, ¿Cómo lo tratan aquí?” Siempre siempre les daba su mano, les mostraba su cercanía y les preguntaba por su familia hablándoles entonces de Nuestra Fundación Asistencial, y lo hacía con los ojos llenos de orgullo por esa labor caritativa que se hace en ella. Los internos se emocionaban, a algunos he visto como le temblaban las manos al coger la suya y él decirle “tranquilo , no pasa nada, estamos aquí para ayudarte a ti y a tu familia”.

Juan Carlos era un ejemplo de alma caritativa; siempre en el camino de vuelta hablábamos de la forma de ayudar a cada interno que habíamos visto. Echaré de menos, mucho, cada momento vivido siendo las Manos de la Virgen de la Merced en las Prisiones junto a él. Recordaré esos momentos y también aquellos en que sonaba mi móvil a las 10 de la mañana, era él: “Elena ¿has pensado como podemos ayudar a Fulanito?; Hermana, me ha llamado la madre de cetanito, llámala y la tranquilizas a ver si al escucharte a ti también la ayudamos; Elena, llama tu a la mujer de tal, que entre mujeres os entendéis mejor, a ver que necesitan para la familia…” y así dos o tres veces a la semana… Ahora mi teléfono no sonará a las 10 de la mañana… y si lo hace sentiré la tristeza de no escuchar su voz al otro lado del teléfono…

¿Y su Virgen de la Merced? “Hay que hacerlo por Ella”, siempre decía… Yo siempre he sido muy mariana, pero junto a él nació y creció mi espíritu mercedario, esa pasión, que compartíamos, por ayudar a los cautivos. Sé que desde el Cielo va a seguir luchando por Abogados de la Merced y va a seguir ayudando a cada interno que vayamos a consolar, ayudar y escuchar.

Se ha ido un hermano de Pasión, se ha ido un mercedario, se ha ido un esposo, un padre, un abuelo, se ha ido para cada uno un trozo de corazón, para mi, se ha ido mi amigo y hermano… Y quiero terminar esta reflexión diciéndole lo que él siempre me decía antes de colgar el teléfono: “Cuídate mucho hermano, amigo, y no olvides que  te quiero mucho”. Ya estás con tu Señor de Pasión.

Elena Romero Peralta

5 de Abril de 2020 (Domingo de Ramos)