Hoy celebramos la festividad de Todos los Santos

01/11/2017

Hoy celebramos la festividad de Todos los Santos. Una jornada que, lejos de modas pueriles y macabras, nos recuerda la alegría cristiana de la intercesión y la comunión con quienes nos precedieron en la fe. «Creo en la comunión de los santos», decimos en el Credo de manera confiada y sincera. La intersección de María Santísima y de quienes con Ella gozan de un lugar de privilegio junto a su Hijo es la realidad de un misterio salvador, porque todos los santos forman parte de la unidad de la Iglesia en la que también nos incardinamos todos los cristianos. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia, que se fortalece con la práctica del amor fraterno.

Quienes seguimos a Jesús de la Pasión lo hacemos también por un camino de santidad que nos exige y nos alienta. Hoy el Evangelio de la misa recuerda las Bienaventuranzas que el Señor dictó como el mejor «libro de reglas», junto a los Mandamientos, para que avancemos tras sus huellas. Los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de la justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos por causa de la justicia… Los favoritos del Señor de Pasión nunca fueron los fuertes y poderosos, sino los más sencillos, los más dóciles a su palabra, los más humildes.

Que la Santísima Virgen de la Merced, Madre de los bienaventurados, nos ayude a caminar por esa senda de la santidad que su Hijo nos pide. Ser santos no significa hacer mágicos milagros, ni caminar levitando, ni memorizar preceptos y versículos, ni teorizar sobre el bien y el mal. Ser santos es, sencillamente, imitar el ejemplo de la primera seguidora del Señor de Pasión. La que lo llevó en su seno y acunó en sus brazos. La que aceptó su lugar discreto en la vida de su Hijo. La que estuvo fiel hasta la cruz. La que confió en que la piedra del sepulcro se abriría y todo sería luz y vida al tercer día. Que Ella, en comunión con los santos, nos alumbre en este mes de las tardes breves.

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