Semblanza al Señor de Pasión

27/08/2017

Se enfunda la memoria sus mejores galas; pierde el sentido para dar paso a la razón del corazón.

El tiempo se congela, todo se quiebra por momentos. Llega la hora, el reencuentro es inminente. Luces y sombras envueltas en un halo de misterio y calidez al unisono; junto a tí, los que te aman por sobre todas las cosas, y la ciudad, a tu lado. La gubia que con tanto mimo empleó el maestro se hizo carne de Pasión, llegada de la Merced y el Amor que recreó todas sus acepciones.

Mirada pensativa… Siempre resguarda algo nuevo que contar en el silencio sin prólogo. Aquel corazón se impulsaba a desatarte, a coger tu cruz y seguirte, ¡a tantas cosas!, que la lista sería infinita. Cuando todo comienza a ser lo que fue. Y tú, siempre tú, Señor, Dios onmipotente.

Cordero indefenso ante la crueldad inhumana. Dejad que sus manos se acerquen a la promesa eterna que concede el perdón sin condición. Bienaventurados aquellos que creen en tu infinita misericordia. Benevolente, sin alforja, se presenta aquel humilde siervo, embriagado por aromas que embelesan lo puramente efímero.

Ocaso reluciente, pregonando romances para propios y extraños. Enaltece la bondad su propia oratoria ante el alfa y omega de un lenguaje universal que repuntan las pisadas…

Tempus Fugit.

María Sánchez Peña.

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