Doña Dolores Colón Beneyto: Más que una Hermana Benemérita.

12/08/2019

Muchos de los hermanos de nuestra Archicofradía no habrán oído hablar nunca de doña Dolores Colón Beneyto. Yo concretamente algo he sabido de nuestra benemérita  hermana Dolores por los relatos y anécdotas de nuestra inolvidable capiller Angelita o por el que fuera magnífico archivero don Salvador Sánchez Holgado.

Entrando en nuestra Casa Hermandad, si miramos hacia la derecha, veremos una lápida en la pared dedicada a don José Sierra Zapatín, Hermano Mayor que fue de nuestra Hermandad en 1889, reelegido en 1892 y continuando como Hermano Mayor perpetuo, cuyo cargo conservó hasta su muerte. El mencionado Hermano Mayor era el marido de la protagonista de este artículo.

Una de las anécdotas que me contaron se refiere a la primera comunión de su nieta Pepita. No consintió que su nieta vistiera las galas y perifollos de costumbre: la vistió con traje de calle y regaló otro exactamente igual a una niña pobre para que ambas recibieran por primera vez el Sacramento de la Comunión. Simplemente con el hecho relatado nos debemos de dar una idea de cómo era nuestra Dolores Colón.

Muy devota de nuestra Santísima Virgen de la Merced, cada día 24 de septiembre organizaba en una fiesta en la casa de vecinos de su propiedad que existía en la calle Bailén, invitaba a todos los que allí vivían y rezaba el rosario en compañía de ellos. Al fallecimiento de doña Dolores, su nieta Pepita siguió haciéndolo hasta que la casa fue derribada.

Maestra en la confección de encajes, posiblemente aún hay en nuestra Hermandad alguno confeccionado por ella, al igual que ropa para la Virgen de la Merced. Curiosamente, montaba y desmontaba los flecos que componían el borde del manto llamado “el de la Paloma”, antes y después de la estación de penitencia.

La señora donó a la Hermandad diversas joyas, ropas y muebles. Entre ellos detallamos algunos que regaló para la Semana Santa de 1889:

Las Potencias de oro para el Señor, en cuyo centro figura JHS en brillantes. Un magnífico manto que estrenó la Virgen de terciopelo con bordados en oro. Un vestido también para la Virgen de tisú de plata bordado en oro. Además durante años regaló colgaduras de terciopelo galoneadas de oro, un altar portátil para la Virgen, la candelería que se ponía sobre el altar, un cáliz de plata para celebración de la Santa Misa, todo el servicio de altas, y muchos obsequios más.

Con los datos se supone que la generosidad de doña Dolores Colón no ha tenido igual en nuestra Hermandad. Pero sobre todo su caridad con los enfermos y con los pobres, amante de su familia y devota de nuestros Titulares. Con seguridad Dios la tiene en su Gloria.

José Mª Villajos Ruiz 

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