Paso de la Santísima Virgen
El paso de palio de Nuestra Madre y Señora de la Merced se estrenó, concebido como una unidad estilística de signo neogótico, en la Semana Santa de 1929, dándose la circunstancia de que la Santísima Virgen procesionó ese año sin la imagen de san Juan al no haberse finalizado la ejecución de la nueva túnica a juego con el nuevo bordado del palio. Los bordados en oro sobre terciopelo azul fueron diseñados por el orfebre cordobés N.H.D. Antonio Amiáns y Austria, corriendo su ejecución a cargo del taller de Carmen Capmany. La hoja de cardina, tratada con gran soltura, constituye el elemento decorativo principal, tanto en el palio como en el manto y saya de la Santísima Virgen.
Las caídas ostentan también otros medallones de este tipo con las imágenes de Cristo Salvador del Mundo, los doce apóstoles, santas Justa y Rufina, el escudo de Sevilla y el emblema de la iglesia colegial del Salvador. El gloria del techo de palio se representa el escudo de la hermandad, realizado en plata con esmaltes y pedrería fina por la Casa Mateo de Madrid.
La argéntea peana, asimismo diseñada por Amiáns, fue repujada por Eduardo Seco. El paso de palio estrenó también en 1929 unos magníficos respiraderos, cincelados por los talleres de Seco y José Moguel, según diseño de Manuel de la Cuesta, quien se inspiró en la traza del retablo mayor de la Catedral hispalense. Estaban compuestos a base de hornacinas en las que se alternan esculturas de madera en su color y óleos sobre tabla; las primeras se deben al escultor José Merino y representan Santos vinculados con Sevilla, en concreto: san Fernando, san Ildefonso, san Isidro, san Leandro, san Hermenegildo, san Geroncio, san Pedro de Sevilla, san Félix, san Rómulo, san Florencio, san Laureano, san Fulgencio, san Braulio y santa Florentina. En lo que respecta a las tablas, fueron pintadas por Rafael Blas Rodríguez, simbolizando las deprecaciones de las Letanías Lauretanas. El coste de estos respiraderos se calculó en unas 85.000 pesetas.
Con posterioridad, se incorporaron al paso de palio algunas piezas de excepcional calidad, caso de los varales en 1956. Obra de Cayetano González, siempre consideró estos varales como la más importante y perfecta obra realizada. Según descripción del propio autor, en los basamentos de los varales, de forma cilíndrica, se expresan doce escenas que empiezan con el Nacimiento de la Virgen, y continúan con la niñez al lado de san Joaquín y santa Ana, las bodas con el casto patriarca san José, la Anunciación, la Visitación a santa Isabel, el Nacimiento del Mesías adorado por los reyes, la huida a Egipto, el encuentro en la calle de la Amargura, el Calvario, la piedad, la Asunción a los cielos y la Coronación por la Santísima Trinidad.
Sobre los basamentos, van otros cuerpos con doseletes que acogen las siguientes apariciones y advocaciones de la Virgen: María la Bien Aparecida, Nuestra Señora de los Ángeles, María Santísima de Guadalupe, Nuestra Madre y Señora de la Merced, la Virgen del Rocío, la Virgen del Pilar, Virgen del Carmen, Aparición de Lourdes, Virgen del Rosario, Virgen de Fátima, la Inmaculada milagrosa y la aparición de la Virgen de las Aguas a san Fernando.
La candelería es de alpaca plateada y fue realizada por Jesús Domínguez y Antonio Santos entre 1972 y 1974. El delicado puñal de oro de la Virgen es obra de la Joyería Reyes en 1986, y se halla enriquecido con brillantes, esmeraldas y rubíes. Los respiraderos neogóticos fueron sustituidos en 2000 por unos nuevos realizados en plata a cargo de la orfebrería de los Hermanos Delgado, a quienes también pertenece su traza, de sorprendente riqueza ornamental e iconográfica. También de manera paulatina se ha ido renovando la ofebrería del paso de palio (faroles entrevarales, jarras) corriendo los trabajos, siempre en plata de ley, a cargo de dicha orfebrería sevillana.