La Fundación de Pasión con el Hogar Nazaret

10/06/2017

La hermana Consuelo peina a los niños que desde muy temprano andan nerviosos. Cuando llega el autobús, no tardan en subir y en veinte minutos estamos en La Juliana. Paco, un pavo real que despliega su plumaje nos da la bienvenida y en seguida los monitores organizan los grupos. Un desayuno bajo los pinos les da fuerzas para iniciar la aventura, arneses, mosquetones, tirolinas y emoción. David tiembla cuando su flecha se clava limpiamente en la diana. Y Jesús tira migas de pan a un faisán, y quiere llevarse una pluma de colores. Bajo la sombra de los pinos, se hace el silencio mientras el padre Juan Luis prepara el breve altar sobre una mesa de madera. Dios se hace presente en el campo y los niños hacen sus peticiones y dan las gracias. Marta agradece tener una casa. Bendecimos la mesa cantando y la alegría se mezcla con el cansancio y el calor de la jornada. Compartimos rancho infantil con macarrones y croquetas, y una mesa agradable nos permite arreglar el mundo tomando un café. Nos emociona Mari Carmen, allí está como siempre, cerca, regalando su sonrisa a quien lo necesita. Foto de grupo, despedida y vuelta a casa con la sensación de siempre: recibimos más de que fuimos a dar, admirados de la labor y del ejemplo de las que mañana, y pasado mañana, seguirán ahí, empujando estrellas a los ojos de los niños del Hogar de Nazaret.

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