El Señor, de corinto y plata

27/03/2024

En 1746, Pedro Tortolero ya pensó, sin saberlo, en el Jueves Santo de 2024. Hace 278 años, dibujó y grabó la imagen devocional más antigua que se conserva del Señor de Pasión. Este “verdadero retrato” que “dibuxó por su devoción” Tortolero, se guarda en nuestro archivo como tesoro de nuestra historia y testimonio de la veneración que desde el Convento de la Merced a la Colegial del Salvador ha encendido la piadosa unción que lleva inscrita, por santa maestría de Montañés, la talla del Señor.

No es casualidad que el Señor aparezca representado con una túnica bordada en el pecho, bocamangas y cenefa inferior siguiendo un delicado y sobrio dibujo. Posiblemente Tortolero, que no recibiría encargo alguno de la Hermandad para elaborar el grabado, eligió libremente vestir al Señor con una prenda de la que no tenemos constancia que perteneciera a su ajuar. Es más: Tortolero realizó otra versión de este grabado para representar al Nazareno de la Cofradía de Arriba de Antequera vistiéndole con la misma prenda y el mismo bordado que lucía nuestro titular.

La pérdida del archivo a comienzos del siglo XIX nos impide documentar lo que aquí son meras conjeturas. Pero, ¿quién puede asegurar que esa túnica no fuese realmente del ajuar del Señor de Pasión? ¿Acaso es descabellado pensar que Tortolero eligiría esta túnica para representar al Señor por lucirla habitualmente en aquella época?

Como quizá lo vieron entonces sus nazarenos, como tal vez lo contemplaron entonces sus devotos, como puede que fuese venerado por las calles de la ciudad en su cofradía. ¿Por qué no? Este Jueves Santo de 2024 veremos al Señor de Pasión con ojos del siglo XVIII. Salido de un grabado de 1746, como le debía rezar Tortolero mientras lo dibujaba, su imagen en el paso es un canto corinto y plata a nuestra historia. Contemplarlo en el paso es ponerse frente a un pergamino oscurecido en la era de la inteligencia artificial. No han hecho falta sesudas sesiones de programación y complejo software para rescatar este hermoso sueño. Solo la iniciativa de una Junta de Gobierno para encargar la reproducción de la túnica en 2017, la maestría en el diseño y en el bordado de Jesús Rosado, y la valentía de querer aportar una imagen insólita a la Semana Santa de Sevilla. Así lo veremos este Jueves Santo.

Y entre Tortolero y Rosado, nuestro hermano Paco Robles. En 2017, escribió: “Esa túnica pide estreno y pide calle, pide luz sacramental de la tarde del Jueves Santo, que no se hizo esa luz para colocarla debajo del celemín. Esa túnica pide péndulos imaginarios cuando se mueva dulcemente para reflejar la dulzura infinita de este Jesús que nos rompe el alma al mismo tiempo que nos va cosiendo las heridas”. Dentro de otros tres siglos, cuando el Señor de Pasión siga recibiendo los rezos de los hermanos que vendrán, algún nazareno, un Jueves Santo, contará esta misma historia al verlo revestido de corinto y plata. Como lo bordó Rosado. Como lo describió Robles. Como quizá le rezó Pedro Tortolero. Así sea.

 

Imagen: grabado de Pedro Tortolero (izquierda) y fotografía de N.H.D. Daniel Salvador-Almeida.

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